Teng Fei, un chico de 17 años fue internado en el un centro de adicciones... de Internet.
Su madre lo internó en el Centro de Adicciones de China para que lo curaran de esta horrible enfermedad y volver a ser un chico normal. Ella se enteró de esta Clínica por sus anuncios en televisión que satanizan la Internet y penso que era muy grave. Lo llevó e inmediatamente ahí le proporcionaron el tratamiento necesario: Electrochoques.
El chico fue atado y el "tratamiento" de electroshocks duro aproximadamente una hora y media. Teng lo describe así:
"No recuerdo cuántas veces [me dieron choques], pero habrán sido docenas. Me dejaban descansar y después me daban otros. La sesión duró como hora y media".
"Luché y traté de levantarme y que eso significaba que no estaba de acuardo en quedarme, así que me dieron choques por otra hora y media más... Tuve ahora que acceder porque sabía que ya no soportaría más de eso"...
"Luché y traté de levantarme y que eso significaba que no estaba de acuardo en quedarme, así que me dieron choques por otra hora y media más... Tuve ahora que acceder porque sabía que ya no soportaría más de eso"...
Los "doctores" también le drogaron con antidepresivos y le proporcionaron un tratamiento basado en medicina tradicional china.
El padre de Fei se arrepintió al ver lo que le estaban haciendo a su hijo, cuán doloroso era y cómo quedaban los chicos después del tratamiento, decidió sacarlo de ahí y así abandonar una terapia cuya duración era de 4 meses.
Todo el numerito le costó a la familia casi 30,00 pesos y una penalización de 5000 yenes (723 pesos) por querer huir de la clínica.
Una foto de Teng Fei para su avatar en Internet
El ministerio de Salud de China ha prohibido ya estas terapias hasta demostrar que realmente ayudan a la recuperación de los adictos a Internet, que en su mayoría son jóvenes que oscilan entre 15 y 18 años y el 90% de ellos son varones. Mientras, Teng Fei sigue utilizando la Internet tanto como la usaba antes de su ingreso al centro.
Que barbaridad tanto dinero para nada, no, no es cierto, lo que me parece aberrante es que en pleno siglo XXI, todavía haya personas que apliquen esos métodos y otras más que quieran que se los apliquen a sus hijos.
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