El pasado 25 de junio muere Michael Jackson a unos días de su cumpleaños número 51, la muerte del llamado Rey del Pop; bautizado así por su amiga de toda la vida Liz Taylor, la noticia le cayó de sorpresa a fanáticos y no tanto, osea a todo el mundo y digo literalmente a todo el mundo. Díganme, ¿quién no conocía a Michael?
Verán, en mi caso, mientras estaba trabajando (¿?), aparece en la t.v. (permanentemente sintonizado en CNN) que Michael Jackson estaba en el hospital, por un supuesto paro respiratorio, durante 10 minutos sólo aparecía la imagen en vivo del Hospital Reagan, donde fue internado mientras la noticia se repetía constantemente.
Después aparece en el cintillo "Jackson está en coma" y unos minutos más tarde otro donde anuncian: "Los Angeles Times: Jackson ha muerto" y más tarde uno donde otros periódicos como el US Weekly y la agencia de noticias AP confirmaban la muerte.
Finalmente CNN junto con Reuters también confirman la muerte del cantante que tanto me gustaba de niña... bu.
Desde ese día hasta la fecha, y como era de esperarse, TODOS los medios de comunicación empezaron a lucrar con el fenómeno, presentando constantemente programas-tributo o noticias del seguimiento de su muerte, fotos y semblanzas de su vida.
Y la industria de lo similar no se quedó atrás, ya encontró la forma de obtener unos pesitos más incluyendo a Michael en su vasto catálogo donde figuran estrellas de la talla de José José y Paquita la del Barrio, pues ahora en el metro, si llevas 10 pesos en el bolsillo puedes llevarte un fabuloso DVD que incluye no sólo sus number ones, sino también un documental sobre su vida y un pedacito del concierto de 1992 de la Dangerous Tour en Bucarest, eso sí es astucia, ¡es saber lo que el cliente quiere!
Efectivamente, Michael se convirtió en una auténtica mina de oro, por eso del repentino amor de la madre de los hijos de Jackson.
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